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Calle Melgar 108, Arequipa - Perú

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LA CASA DE MELGAR es una mansión colonial construida en el siglo XVIII con piedra volcánica y ladrillos hechos a mano. La argamasa entre los bloques de sillar contiene clara de huevo. La arquitectura de aquella época disponía que los muros fueran muy anchos, las bóvedas de cañón o de arista, los techos con vigas de hierro, las arquerías sobre pilares y los contrafuertes, amplios, todo lo cual se aprecia aquí. Esta casona está declarada Monumento Histórico de Arequipa.
LA CASA DE MELGAR tiene un primer patio central con la escalera, hornacinas y pilas coloniales y uno final con pileta de piedra; seis zaguanes abovedados y varios patios internos. Uno de ellos con las clepsidras, donde el agua se potabiliza gota a gota. En otro patio están los batanes con sus respectivas manos, mediante un movimiento pendular de la “mano” sobre el bloque de piedra se muelen granos, nueces, ajíes… el llatan antiquísimo para la cocina tradicional. En ese mismo patio se encuentran algunas bateas empleadas para la lavandería. Pasando el jardín principal se encuentra el patio de las moras y el gran patio de la pileta.
De otro lado, la terraza del segundo piso y el patio contiguo, se mantienen inalterados y unidos por el puente original de rieles y madera. Los jardines de la casa son un atractivo que, junto a los patios y espacios abiertos, cubre la mitad de todo este inmueble, de más de mil quinientos metros cuadrados. En varios muros se conserva parte de los frescos con motivos de flores que adornan las paredes. La casona está pintada con tintes naturales, al agua, como era usual durante la colonia. Este procedimiento conserva el sillar. Paralelamente se usa energía solar para calentar el agua de los baños.
Como se sabe en los dormitorios coloniales se disponía colocar la tarima para dormir bajo un recio arco empotrado en el muro, como se presenta en algunas habitaciones. Además, el huésped encontrará alacenas en los anchos muros. Puede destacarse algunas puertas y ventanas con clavos de hierro en sus uniones que son buenos ejemplos de la primigenia carpintería colonial. También hay tinas de hierro con “patas” que se conservan dispuestas en los baños. La cocina original, con algunos de sus utensilios, es ahora una amplia habitación. En el pasado se disponía allí de dos cocinas-estufa de hierro forjado y horno a leña.
En todas las habitaciones se hallan algunos de los muebles utilizados por la familia propietaria durante los siglos XIX e inicios del XX. Además, se tiene una pequeña muestra de los visillos bordados en Arequipa o importados de Bélgica para las puertas y ventanas. Componen el decorado externo del hostal piezas de la cultura Chancay –1,300 a 1,450 DC– con cántaros y personajes con orejeras, cuadros coloniales de Santa Catalina y San Francisco, retablos del gran artista ayacuchano Jesús Urbano Rojas, cerámica y tallas coloniales, porcelana y terracota europea, cajas y mantones de Manila, álbumes ilustrados y de fotos, sombreros, etc.
El decorado de las habitaciones tiene objetos campesinos del sur andino, en especial toros coloniales y conopas, platos y utensilios de uso ceremonial, textiles y cerámica Shipibo del río Ucayali, cargadores de bebé, coronas, saratos y otros objetos Asháninka, Nomatsiguenga y Piro de Selva Central. Destacan los tejidos y bordados de Cajamarca que también pueden apreciarse en la recepción. Además de fotos coloreadas de la llamada “época de oro” de la postal europea, efectivamente remitidas, regaladas y coleccionadas como era usual a fines del siglo XIX y principios del XX.
Varias fotografías de quienes vivieron en esta casa se pueden ver en el tercer zaguán. Entre las personas directamente vinculadas a la familia propietaria está Sor María Manuela Ballón, cuya celda en el MONASTERIO DE SANTA CATALINA se ubica en la esquina de la lavandería con la calle Burgos y que recomendamos visitar, es una pequeña casa pintada de azul añil, con sus patios, dormitorio, cocina y fogón. El mobiliario e instrumentos musicales fueron parte de su “ajuar”. Su “dote” incluyó tierras de la campiña. A su vida monástica la acompañaron cinco empleadas.
Igualmente, se recuerda también al Obispo Manuel Segundo Ballón Manrique, de la orden franciscana, quien a fines del siglo XIX subió al volcán Misti la cruz de rieles que hasta hoy perdura en la cumbre y a cuyo pie se celebró una misa por el advenimiento del siglo XX –la foto de este acontecimiento se exhibe en la recepción–.
Asimismo a don Augusto Aguirre de la Fuente, notable pintor y a su hermano, Manuel Aguirre La Fuente, pianista y compositor de música clásica impresa en Alemania. Al pintor Luis Oldrati; pero sobre todo a la tradición oral que señala al ilustre vecino, don Mariano Melgar –nacido en esta calle el año 1790, poeta y precursor de la independencia del Perú, fusilado el año 1815– entre sus visitantes, por lo que el Hostal tiene el honor de llevar su nombre. En el siglo XIX los señores de Goyeneche tuvieron intereses en el inmueble que luego pasaron a la familia Ballón Aguirre.
A mediados del siglo pasado el techo del segundo piso fue ocupado durante una de las revoluciones para disparar hacia los campanarios de la Iglesia Catedral. El flanco lateral externo de las habitaciones del segundo piso recibió el mayor número de impactos del tiroteo. Así pues, LA CASA DE MELGAR es Hostal desde 1989 y cuenta con la categoría de tres estrellas según los estándares internacionales. Les damos la bienvenida y agradecemos su visita.

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